Colección particular
"La santera" fue pintada por Joaquín Sorolla a la edad de 27 años, poco antes de desarrollar su estilo luminista, época en la que todavía estaba experimentando con las influencias que había recibido en sus diferentes estancias por Europa.
En la capilla de una ermita, revestida la pared con bellos azulejos, una joven prende con una vela la luz de la lámpara forjada que pende del techo. Al encenderse se ilumina el tríptico en cuya tabla central está representada la Virgen María.
Se aprecia ya en esta obra seminal el pulso de quien habría de ser un genio artístico. Su capacidad para crear la justa atmósfera, en este caso un lugar sacro, se expresa en la transfiguración del gesto anodino de atizar la lumbre en revelación sagrada. Lo fugaz se hace eterno mediante el juego lumínico, el cual además contribuye a definir las calidades, las texturas y las sombras de prendas, teselas y lienzos.
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