El entierro de Cristo (1885-1887) protagoniza la muestra y, sin duda, es fundamental para comprender esta etapa de su carrera. En esta ocasión, la crítica fue despiadada con Sorolla y la ambición puesta en esta obra desembocó en un tormento que desvaneció sus juveniles aspiraciones. Abandonada en su estudio, la tela sufrió grandes daños y solo se conservan tres fragmentos. Afortunadamente, el equipo del museo ha llevado a cabo un complejo proceso de restauración y podrá verse un montaje que trata de reconstruir la esencia de esta obra.
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