Tiene don Antonio Gomar en este retrato cincuenta y tres años, y Sorolla utiliza el formato apaisado, del que tanto gusta para amigos y familiares. Es una forma menos académica y el representado se mueve en la escena con una mayor naturalidad, en este caso medio riéndose, en un medio cuerpo escorzado de tres cuartos a la izquierda, en primer plano, lleva un cigarrillo encendido, cuyo humo asciende de forma voluptuosa hacia el rostro.
Poco sabemos de este pintor, nacido en Beniganim, Valencia, el 26 de marzo de 1853. Fue discípulo de Rafael Montesinos en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos que lo encamina hacia la pintura de paisaje, en la que se movió toda su vida. Desde 1871 participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y en las Regionales de Valencia a partir de 1872, en la que obtuvo un premio. También expuso en Sevilla y Barcelona en 1872, en Valencia en 1873 y en la Cantina Americana de Madrid en 1876.
Establecido en Madrid, recibe varios encargos de pintura decorativa, el comedor del palacio de los duques de Santoña, Café Fornos, etc. que decora exclusivamente con paisajes, tanto en techos como en muros. En 1881 acude a la Nacional y se le otorga una tercera medalla, que rechaza por considerarla insuficiente, no volviendo a presentarse hasta 1904, obteniendo una medalla de plata.
Fue viajero impenitente, tanto por España como por el extranjero, donde ejecuta muchos paisajes, algunas veces acompañados de figuras. El Albaicín, Granada, del Museo del Prado (P6240) es quizá su obra más conocida.
Mantuvo amistad con algunas personalidades valencianas, como el doctor Simarro o el pintor Joaquín Sorolla, que debió ponerle en contacto con don José Artal, ya que participó en algunos de sus salones de Buenos Aires. Muere en Madrid el 21 de junio de 1911 (Texto extractado de Santa-Ana, F. de, en: Artistas pintados. Retratos de pintores y escultores del siglo XIX en el Museo del Prado, Museo del Prado, 1997, p. 176).
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