El Presidente de Estados Unidos, a quien Sorolla retrató en la Casa Blanca durante su primer viaje al país en 1909: William Howard Taft (1857 Cincinnati, Ohio- 1930 Washington).
Licenciado en derecho, desempeñó varios cargos de relevancia como fiscal general de Estados Unidos o Gobernador Civil de Filipinas, puesto que le catapultó a la presidencia a través del Partido Republicano.
En abril de 1909 el pintor se trasladó a Washington donde, como relata en cartas a Clotilde, fue colmado de atenciones, recibiendo incluso una cena en su honor en la residencia presidencial. A lo largo de las diferentes sesiones de posado Sorolla y Taft, quien hablaba español, forjaron una cordial amistad como refleja la fotografía que el presidente le regaló dedicada “Para mi amigo el señor Joaquín Sorolla con la estima y mejores deseos de William Taft” , expuesta hoy en el @museo_sorolla
El pintor destacó del presidente su carácter alegre e inquieto, lo que hacía difícil retratarle e infundir una imagen seria propia de su rango. Obstáculo que Sorolla solventó a la perfección al conseguir plasmar en este alargado retrato en tres cuartos la frenética personalidad del efigiado a través de su incisiva mirada, el gesto del puño cerrado o la nerviosa sujeción de unos documentos, en alusión a su papel como hombre de Estado.
El resultado final de este retrato, por el que Sorolla cobró 3000 dólares, dejó muy satisfecho al presidente quien permitió al pintor que lo presentase en su exposición individual en la Copley Society of Art en Boston de ese mismo año.
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