Recibe el encargo de este ambicioso proyecto en 1911.
Su trabajo consistía en la elaboración de catorce grandes paneles formados por lienzos con el tema “Visión de España”. Estos catorce lienzos fueron realizados entre 1913 y 1919. Para ello, Sorolla viajó a lo largo de 1912 por todo el país, tomando notas visuales que sirvieran de boceto para la realización de su obra que se concibe como una especie de retrato genérico y monumental de España en el que entre las visones más características del país, incluiría un vista paisajística de Elche en la que se funde a la vez una imagen costumbrista. Eran años en los que se estaba empezando a tomar conciencia de la importancia del patrimonio cultural y natural de Elche gracias a personalidades tan destacadas y que tanto hicieron por nuestra ciudad como Pedro Ibarra.
En estos paneles, Sorolla se centra en la realización de una composición y una factura mucho más academicista ya que aquí, no dirige sus esfuerzos hacia la investigación y experimentación lumínica y atmosférica, sino que trata de realizar un verdadero retrato personalizado a través de paisajes y visiones de la diversidad cultural y geográfica de España.
El largo tiempo que Sorolla invirtió en la realización de los paneles, indica el grado de implicación del artista en este encargo, en el que se involucró de tal forma que lejos de haber realizado un simple esquema compositivo que luego podría haber desarrollado con la tranquilidad que le proporcionaba su estudio, se embarcó en ese largo viaje a lo largo y ancho de la geografía española donde quiso entrar en contacto directo con los lugares, el ambiente y las gentes que plasmaría en su obra y que le llevó a hacer una visita a Elche.
En El palmeral de Elche, Sorolla ha representado un típico huerto de palmeras en la época de recolección de los dátiles. La palmera en sí ejerce un gran protagonismo ya que es el elemento dominante en la composición y lo que sitúa en primer plano, mostrando un tronco que se arquea ligeramente hacia la zona superior como si se tratase del fragmento de un arco que sirve de puerta de acceso al mundo que Sorolla nos quiere mostrar.
Tras esta palmera, se sitúa un grupo de mujeres que seleccionan cuidadosamente los dátiles que un palmerero les va acercando. Aparece otro elemento tradicional del paisaje ilicitano, el horno de bóveda tan característico y que aún se conserva en muchas casas del Camp d’Elx. La composición muestra una escena real pero que Sorolla ha convertido en lo que parace una imagen idílica mediante el tratamiento de la luz y la elección de esa tan viva gama cromática unido además a la pincelada de matices impresionistas.
En el año 2009, gracias a un acuerdo entre la Hispanic Society y la Fundación Bancaja, los paneles salieron por primera vez de su emplazamiento neoyorquino para realizar una exposición itinerante que recorrería varias ciudades españolas como Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao y Barcelona, colaborando aquí el MNAC.
El acuerdo consistía en una cesión por un plazo de dos años a cambio de la restauración de los paneles por parte de la Fundación Bancaja. La exposición de Sorolla celebrada en 2009 en el Museo del Prado y en la que se incluían los paneles de la Hispanic Society, se ha convertido en la exposición de mayor éxito de público de la década tras haber sido visitada por más de 450.000 personas. – Fuente>>
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