En el verano de 1894 Sorolla pintó en Valencia “La vuelta de la pesca” un enorme lienzo de más de 2 m. que envió al Salón de París en 1895, para ello contó con la inestimable ayuda de su amigo Pedro Gil quien escribía en una carta: “Me llevaré un desengaño si con el otro cuadro no te llevas una recompensa pues lo merece todo”
Tuvo razón Gil y el cuadro obtuvo un gran éxito. Uno de los críticos más duros del momento, Charles Yriarte, escribió en Le Figaro: “C´est encore un étranger, M. Joaquín Sorolla, de Valence, qui donne ici la note retentissante et produit la grande impression”.
La obra fue adquirida por el Estado Francés en 6.000 francos y hoy puede verse en Musée d’Orsay.
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