Ésta es una obra de colección particular generosamente depositada por sus propietarios en el @MuseoSorolla.
Un joven Joaquín Sorolla, de tan solo 29 años, presenta ésta y otras nueve obras a la Exposición Nacional de Bellas Artes (la gran exposición de arte del momento) de 1892.
La obra muestra a una mujer joven sentada en el suelo de lo que parecen ser unas termas clásicas revestidas de grandes losas de mármol. El artista modela el cuerpo de la mujer con un dibujo firme y riguroso, y una delicadeza que recuerda al gran maestro inglés de la evocación grecorromana, Lawrence Alma-Tadema, admirado y conocido por Sorolla.
Nuestro pintor despliega su destreza contrastando la suavidad de la carne con la dureza del mármol, describiendo las vetas de la piedra y, sobre ellas, el reflejo tenue del cuerpo desnudo, y jugando con los distintos tonos –la piel, el mármol, la sábana- en un verdadero alarde del domino del dominio de los blancos que se convertirá una característica de la obra madura del pintor.
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