La hija pequeña contaba once años cuando su padre la pintó en este lienzo de formato grande , sabemos que se trata de ella por el título del cuadro , porque ha sido tomada en un momento en que mira hacía el suelo, por lo que el sombrero le oculta la mayor parte del rostro.
En la parte superior del lienzo , apretado en una banda contra su borde, aparecen dos lineas de olas junto a las cuales hay un grupo de mujeres y otros niños que se divisan a lo lejos y han sido trazados a la manera de los apuntes rápidos , tomados en pequeños cartones, es decir, sumamente, apenas bosquejados..
Desde esa pequeña banda superior , el agua marina que cubre superficialmente la arena ocupa todo el resto del cuadro, ofreciendo una pintura corrida de azules con algunas manchas ocres, si se eliminaran las breves olas y figuras de de la parte superior y la efigie de Elena , sería una pintura abstracta .
Precisamente las olas y las figuras suministran el sentido representativo a la composición, Elena está adherida a la superficie del agua como un recortable colocado encima , sus formas se perfilan nítidas , con un dibujo de contorno separador cuyas líneas están especialmente señaladas en el sombrero y un sentido blanco que es la principal nota de color.
Usó aquí Sorolla un procedimiento velazqueño , la elevación hacía el plano del lienzo de la superficie del agua, de manera que la niña , mas que pisarla parece flotar en ella. La figura infantil está muy dibujada , lo que contrasta, por ejemplo, con el pozal que lleva en la mano y desde luego con su reflejo; hay una conexión escalonada del color de las piernas con el de su movido destello marino, que liga con las manchas de arena salpicadas por el medio de la masa de agua. Elena es aquí una parte de esa vida de bajamar en Biarritz y su personalidad queda absorbida por el panorama conjunto.
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